sábado, 14 de febrero de 2009

Patio de Los Naranjos

El espacio que hoy ocupa el popular Patio de los Naranjos o segundo patio del Palacio, fue donde antiguamente se alzó el pabellón de Toesca demolido en 1940.


El histórico pabellón - de menor altura que el resto del edificio - cubría todo el patio y dejaba una calle que lo separaba del Palacio por su frente y costados, y estuvo destinado a la balanza, acuñación y tesoro de la Real Casa. Allí se pesaba, fundía y acuñaba el oro y la plata, guardándose en las salas que remataban los extremos de sus vastos salones. Ahí también se realizó un gran baile para celebrar el aniversario de la primera Junta de Gobierno, en septiembre de 1812.









Tras su demolición, se instaló en el lugar un patio de naranjos de inspiración española, que alberga en su centro uno de los tesoros más significativos de la ciudad: la fuente que durante siglo y medio surtió de agua a los habitantes de Santiago.





La fuente fue mandada a fabricar por el Gobernador Henríquez con fondos del Cabildo al Capitán Alonso Meléndez, quien había dejado huellas de su oficio de fundidor de cañones, campanas y fuentes a lo largo de toda la costa del Pacífico. La pila tuvo una itinerante existencia desde que en 1838 fue sacada de su lugar original, la Plaza de Armas, reemplazándola por el monumento de mármol blanco conmemorativo de la batalla de Ayacucho que todavía existe. La fuente atravesó entonces el Mapocho y se instaló frente a la Iglesia Recoleta Franciscana para dar agua a los vecinos del lugar. Pasó después a la Alameda y desde ahí se le hizo remontar a una terraza del cerro Santa Lucía, de donde se retiró en 1930 para ser llevada al Patio de Honor de La Moneda, realzándose con un elaborado brocal de piedra verde. En la última restauración del Palacio, la fuente cruzó finalmente el zaguán desde el Patio de Honor al de los Naranjos, su ubicación actual y definitiva.


En el Patio de Los Naranjos se encuentran también otros importantes elementos decorativos atribuidos a Ignacio de Andía Varela, considerado el primer escultor nacional, y a la calidad de la piedra rosada de la ya desaparecida cantera del cerro San Cristóbal: dos fuentes adosadas al costado sur del patio, y los arranques de las escaleras que suben a ambos costados del zaguán. Las fuentes murales - cuyos originales conserva el Museo Histórico Nacional - se levantaron en los extremos del demolido pabellón de Balanza, Acuñación y Tesoro, para surtir de agua a empleados y animales de la Real Casa. Una de las fuentes está decorada con el escudo nobiliario de Luis Muñoz de Guzmán, Gobernador que apuró la conclusión del edificio, inaugurándolo en 1805. La otra fuente ostenta las armas del Superintendente José Santiago Portales, quien vino a vivir a La Moneda luego de su inauguración.



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