Un recorrido por la Historia del Palacio Carrasco
En 1903, el acaudalado salitrero Emilio Carrasco compró una manzana de terreno en la Avenida Libertad de Viña del Mar, entre las calles 3 y 4 norte. No obstante, sólo en 1912 don Emilio encargó al arquitecto Alfredo Azancot la construcción de una residencia en Viña del Mar. Para aquel entonces, Azancot había adquirido renombre en su rubro, puesto que a su cargo había estado la construcción de numerosas obras en Valparaíso y Viña del Mar, entre las cuales destaca el Palacio Rioja (1907) y el monumental Arco de Triunfo ubicado en la Avenida Brasil de Valparaíso (1910). Este profesional había llegado a Chile en 1895, introduciendo los estilos neorrenacentistas, neoclásico, georgiano y tudor.
En la residencia del señor Carrasco predominaron elementos del renacimiento francés. El edificio se compone de dos pisos, una mansarda y un zócalo, caracterizado por dos cuerpos salientes que se adelantan con respecto al cuerpo central, que constituye la zona de ingreso en la que se configura el pórtico. En la fachada original, que se observa en la primera imagen, es posible distinguir los tres arcos de estilo normando, hasta los cuales se accede a través de dos escaleras simétricas en abanico. En esta imagen también es posible distinguir los pináculos laterales ubicados en ambos costados de cada ventana superior.
El 8 de julio de 1923 fallece don Emilio Carrasco, ante lo cual sus herederos tomaron posesión del inmueble. Posteriormente, el 19 de julio de 1924, adquieren esta propiedad los señores Nicanor Señoret, Guillermo López, Eduardo Gubbins y Walter Bindhoff.
Si bien el palacio había sido construido para ser ocupado como residencia, el devenir le deparó una utilidad muy distinta. El 31 de diciembre de 1930, el alcalde Manuel Ossa y Eduardo Oliveira, en calidad de tesorero y representante legal de la I. Municipalidad de Viña del Mar, adquieren el inmueble con el objeto de ser ocupado como edificio Consistorial, lo cual aconteció entre 1934 y 1965.
Desde entonces, los destinos del edificio han estado marcados por los avatares telúricos, los cuales fueron transformando la fisonomía de su fachada. Los movimientos sísmicos de 1965, 1971 y 1985 deterioraron la construcción e, incluso, pusieron en duda su continuidad. Así, por ejemplo, el decreto 1135 del 4 de septiembre de 1975, firmado por el alcalde y capitán de navío Raúl Herrera Aldana, dispuso dejar sin efecto el decreto alcaldicio N° 302 del 7 de marzo de 1975, por el cual se ordenaba la demolición del ex edificio Consistorial de Av. Libertad N° 250. También se dispuso en esta orden la urgente necesidad de comenzar las obras de reparación y restauración interior y exterior. Luego de estos trabajos, el edificio pasó a constituir las dependencias del Centro Cultural de Viña del Mar, inaugurado el 7 de septiembre de 1977.
En 1985, un intenso movimiento telúrico causó graves daños en el edificio, sobre todo en el frontis, puesto que la construcción quedó despojada de su fachada. En la segunda imagen se percibe una de las principales transformaciones sufridas por el Palacio Carrasco. Como se aprecia, las escaleras laterales desembocan en un hall desprovisto de techumbre, columnas y arcos, ya que el terremoto devastó en su totalidad el frontis y las paredes del primer piso. Luego de la destrucción causada por el sismo, el edificio fue sometido nuevamente a restauraciones y remodelaciones; tras ello, y por decreto N° 791 del 8 de agosto de 1986, el palacio fue declarado Monumento Histórico, incluido el parque que lo circunda y el grupo escultórico “La Defensa”, obra en bronce del escultor Auguste Rodin, la cual se aprecia en la segunda imagen.
En 1903, el acaudalado salitrero Emilio Carrasco compró una manzana de terreno en la Avenida Libertad de Viña del Mar, entre las calles 3 y 4 norte. No obstante, sólo en 1912 don Emilio encargó al arquitecto Alfredo Azancot la construcción de una residencia en Viña del Mar. Para aquel entonces, Azancot había adquirido renombre en su rubro, puesto que a su cargo había estado la construcción de numerosas obras en Valparaíso y Viña del Mar, entre las cuales destaca el Palacio Rioja (1907) y el monumental Arco de Triunfo ubicado en la Avenida Brasil de Valparaíso (1910). Este profesional había llegado a Chile en 1895, introduciendo los estilos neorrenacentistas, neoclásico, georgiano y tudor.
En la residencia del señor Carrasco predominaron elementos del renacimiento francés. El edificio se compone de dos pisos, una mansarda y un zócalo, caracterizado por dos cuerpos salientes que se adelantan con respecto al cuerpo central, que constituye la zona de ingreso en la que se configura el pórtico. En la fachada original, que se observa en la primera imagen, es posible distinguir los tres arcos de estilo normando, hasta los cuales se accede a través de dos escaleras simétricas en abanico. En esta imagen también es posible distinguir los pináculos laterales ubicados en ambos costados de cada ventana superior.
El 8 de julio de 1923 fallece don Emilio Carrasco, ante lo cual sus herederos tomaron posesión del inmueble. Posteriormente, el 19 de julio de 1924, adquieren esta propiedad los señores Nicanor Señoret, Guillermo López, Eduardo Gubbins y Walter Bindhoff.
Si bien el palacio había sido construido para ser ocupado como residencia, el devenir le deparó una utilidad muy distinta. El 31 de diciembre de 1930, el alcalde Manuel Ossa y Eduardo Oliveira, en calidad de tesorero y representante legal de la I. Municipalidad de Viña del Mar, adquieren el inmueble con el objeto de ser ocupado como edificio Consistorial, lo cual aconteció entre 1934 y 1965.
Desde entonces, los destinos del edificio han estado marcados por los avatares telúricos, los cuales fueron transformando la fisonomía de su fachada. Los movimientos sísmicos de 1965, 1971 y 1985 deterioraron la construcción e, incluso, pusieron en duda su continuidad. Así, por ejemplo, el decreto 1135 del 4 de septiembre de 1975, firmado por el alcalde y capitán de navío Raúl Herrera Aldana, dispuso dejar sin efecto el decreto alcaldicio N° 302 del 7 de marzo de 1975, por el cual se ordenaba la demolición del ex edificio Consistorial de Av. Libertad N° 250. También se dispuso en esta orden la urgente necesidad de comenzar las obras de reparación y restauración interior y exterior. Luego de estos trabajos, el edificio pasó a constituir las dependencias del Centro Cultural de Viña del Mar, inaugurado el 7 de septiembre de 1977.
En 1985, un intenso movimiento telúrico causó graves daños en el edificio, sobre todo en el frontis, puesto que la construcción quedó despojada de su fachada. En la segunda imagen se percibe una de las principales transformaciones sufridas por el Palacio Carrasco. Como se aprecia, las escaleras laterales desembocan en un hall desprovisto de techumbre, columnas y arcos, ya que el terremoto devastó en su totalidad el frontis y las paredes del primer piso. Luego de la destrucción causada por el sismo, el edificio fue sometido nuevamente a restauraciones y remodelaciones; tras ello, y por decreto N° 791 del 8 de agosto de 1986, el palacio fue declarado Monumento Histórico, incluido el parque que lo circunda y el grupo escultórico “La Defensa”, obra en bronce del escultor Auguste Rodin, la cual se aprecia en la segunda imagen.
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