La teoría evolutiva de Lamark fue formulada tomando en consideración cuatro principios evolutivos:
1. Existencia de un impulso interno hacia la diferenciación en todos los seres vivos.
2. Capacidad de los organismos para adaptarse a los cambios ambientales.
3. El principio de uso y desuso de los órganos.
4. La herencia de los caracteres adquiridos.
El principio del uso y desuso plantea que los órganos se Fortalecen, Debilitan o adquieren importancia según el uso que se les dé; el uso los perfecciona y el uso los reduce y atrofia. Los caracteres que fueron adquiridos se transmiten de generación en generación, si las variaciones se mantienen en el tiempo, la descendencia seguirá manifestando cambios hasta lograr una modificación definitiva.
Weismann planteó que al iniciarse el desarrollo embrionario de un ser vivo, el material hereditario, que llamó germinoplasma, se aisla tempranamente de otra parte que denominó somatoplasma, la cual constituirá el cuerpo del individuo. El somatoplasma se muere con el individuo, en tanto que el germinoplasma se prolonga a la generación siguiente, a través de la reproducción,
Hoy sabemos que sí un individuo de tez clara se tuesta al sol, tendrá hijos de tez clara que se volverán morenos solo si se exponen al sol. De acuerdo a la teoría de Lamarck, en cambio, cada generación heredaría el color de tez oscuro.
Años más tarde, se hizo evidente que el medio puede actuar en ocasiones sobre el material hereditario produciendo mutaciones; sin embargo, el resultado de la acción del medio es aleatorio y no tiene relación con la adaptación, como lo planteaba Lamarck.
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